Son las 11 de la mañana del día 30 de agosto del año 2008, un alma lucha por sobrevivir mientras una cuerda rígida le impide respirar, Canelo será llamado quien cuelga de un árbol por cometer un delito imperdonable: no haber nacido con el don para cazar, no ser útil. Quién sabe por cuantas manos ha pasado antes de que decidieran poner fin a su vida, cuantas veces debió cumplir las expectativas de alguien y cuantos palos soportó su cuerpo por no poder cumplirlas.
Aquel no fue su día, sobrevivió gracias a dos personas maravillosas que pasaron justo en el momento indicado, lo salvaron de una muerte segura y llevó a nosotros vivo, que no a salvo, no a salvo de sus propios recuerdos que lo perturbaron durante años.
Canelo pasó 7 largos años en Melampo, no pasaron rápidos para él, vivió con miedo los primeros años, siempre alerta. Le costó aprender que lo queríamos y que lo aceptábamos tal cual era, que valía porque sí, sin peros. ¡Qué doloroso es saber que eres una amenaza! Durante mucho tiempo no hubo fórmula para que confiara en nosotros… pero juraría que hubo tiempos en los que fue feliz y en los que pudo entender que jamás le haríamos daño, que lo protegeríamos siempre.
Conoció y compartió vida con muchos otros que como él también estaban heridos y confió en ellos, durmió bajo el mismo techo, se acurrucó sobre las mismas mantas y encontró en algunos figuras de protección.
Hace casi dos años que vive libre de juicios en un hogar. Pasó demasiado tiempo hasta que alguien confió en su recuperación emocional y le dio la oportunidad de ser solo él, sin sus miedos. Convive en una gran familia donde hay más perros, gatos y otro tipo de animales, toma el sol, monta en coche y da largos paseos por la naturaleza, VIVE en mayúsculas.
El camino no ha sido fácil para ninguno de los dos, recomponer un alma quebrada lleva su tiempo pero la actual vida de Canelo dista mucho de lo que pretendía ser.
Quizá Canelo siempre fue un perro tímido y desconfiado o quizá surgió fruto de su experiencia traumática, la única certeza que tenemos es que apareció herido por dentro y por fuera, huesudo, tembloroso, roto. Muchos perros como Canelo no tienen historia porque nacen, crecen y mueren sin ser vistos ni escuchados, siendo víctimas de los hombres y de su raza.
Los perros utilizados para la caza son perros en riesgo de ser maltratados.
